Cómo subir los FPS en tu portátil con Windows 11 y mejorar tu rendimiento en juegos

Cómo aumentar los FPS en tu portátil con Windows 11

Ya sea que estés jugando o simplemente viendo videos en tu laptop con Windows 11, conseguir esos frames por segundo (FPS) más altos puede marcar la diferencia. Más FPS significa que las imágenes se ven más fluidas y la respuesta del sistema es más rápida, y eso a todos nos viene bien, ya sea que juegues por hobby o que seas un gamer más avanzado. Pero ojo, no hay trucos mágicos, generalmente hay que meterse en algunos ajustes y hacer unos pequeños tweaks, especialmente si tu portátil no es una bestia de la gaming.

Actualiza tus drivers de la tarjeta gráfica

Lo primero, y más importante: mantener los drivers de tu tarjeta gráfica actualizados puede salvarte la vida. Es fácil olvidarse, pero unos drivers viejos pueden ser un cuello de botella, bajando los FPS y provocando otros problemas de rendimiento. Los fabricantes de GPU lanzan actualizaciones constantemente, sobre todo con nuevos juegos o para arreglar bugs.

Visita la página del fabricante de tu tarjeta — AMD, NVIDIA, Intel — y descarga la última versión. Aunque también puedes usar Windows Update, la verdad es que muchas veces no es tan efectivo. Mantener los drivers al día suele darle un buen empujón al rendimiento, así que aunque sea solo una actualización pequeña, puede hacer que todo vaya más rápido y fluido.

Para chequear si tienes la versión más nueva en Windows: Configuración > Windows Update > Buscar actualizaciones. Si prefieres hacerlo tú a mano, entra a la web del fabricante y ejecuta el instalador: NVIDIA GeForce Experience para NVIDIA, AMD Radeon Software si tienes AMD, o el Intel Driver & Support Assistant para gráficos Intel.

Configura las opciones de energía

Esto puede sonar de lo más básico, pero a veces se pasa por alto. Cambiar a la opción de “Alto rendimiento” en las configuraciones de energía ayuda a exprimir al máximo tu portátil. Es cierto que esto gasta más batería, pero si estás enchufado, vale la pena para conseguir esos FPS extra.

Para cambiarlo: ve a Configuración > Sistema > Energía y batería y selecciona Modo de alimentación y ponlo en Mejor rendimiento. Si quieres hacerlo más en profundidad, puedes teclear powercfg.cpl en el cuadro Ejecutar (Win + R) y entrar en Opciones de energía avanzadas. Ahí, configura el Estado máximo del procesador al 100% para batería y para cuando está enchufado, así sacas todo el jugo a tu CPU. Y si te atreves, revisa también en la BIOS/UEFI por si hay alguna opción de limitación de rendimiento.

Cierra las apps que no necesitas abiertas

Es increíble cuánto consume en segundo plano esas aplicaciones que ni te imaginas, usando CPU, RAM y GPU sin que te des cuenta. Muchas veces hay procesos maliciosos o simplemente innecesarios que pueden bajar bastante el rendimiento.

Abre el Administrador de tareas (Ctrl + Shift + Esc) y echa un vistazo a qué procesos están corriendo en la pestaña Procesos. Mata lo que no uses mientras juegas, sobre todo consumos pesados como navegadores con muchas pestañas o programas de sincronización de archivos. También puedes gestionar desde allí quién se inicia automáticamente en la pestaña Inicio, para que no te cargue cosas al arrancar.

Afina la configuración del juego

Si eres de los que le gusta exprimir cada gota de rendimiento, prueba a bajar un poco los gráficos en los juegos. La calidad de texturas y la resolución son clave para el FPS. Por ejemplo, si puedes poner la resolución en 1080p en vez de 4K, notarás una mejora bestial.

Revisa los ajustes del mismo juego o mira en sus archivos de configuración — por ejemplo en C:\Users\[TuUsuario]\Documents\[NombreJuego]\Config. Aquí puedes ajustar cosas como GraphicsQuality o quitar límites del frame rate. Y por favor, desactiva V-Sync; suele limitar mucho los FPS y no aporta tanto si buscas rendimiento.

Activa el Modo Juego

El modo juego de Windows 11 está bastante bien para esto. Básicamente prioriza los recursos del sistema para que tu juego vaya lo mejor posible, cortando tareas de fondo que no son imprescindibles.

Entra en Configuración > Juegos > Modo Juego y enciéndelo. También puedes hacerlo con un comando en PowerShell:

Set-ItemProperty -Path "HKCU:\Software\Microsoft\GameBar" -Name "AllowAutoGameMode" -Value 1

Después, reinicia tu PC y prueba. No es la solución definitiva, pero ayuda a que los recursos se enfoquen en lo más importante y, con suerte, notarás un poquito más de fluidez.


Después de estos ajustes, suele verse un aumento en los FPS. Los juegos corren más suaves, los videos se ven más fluidos y en general tu equipo se siente más vivo. Claro, si el portátil es bastante viejo, quizás tengas que pensar en mejoras de hardware, como más RAM o incluso un buen sistema de refrigeración para evitar que se caliente mucho.


Tips extra para subir aún más los FPS

Si quieres ir un paso más allá, lo de la RAM a veces es la pieza clave. Más memoria hace que tu portátil tenga más espacio para todo y que no se quede pillado en medio de un juego o muchas apps abiertas.

También te recomiendo limpiar tu sistema: eliminar archivos innecesarios con la herramienta liberador de espacio en disco o usar Storage Sense desde Configuración. Ejecutar sfc /scannow en el Símbolo del sistema con permisos de administrador ayuda a solucionar posibles corrupciones o errores que puedan estar ralentizando tu equipo.

Y no olvides limpiar físicamente tu portátil de polvo, porque un interior lleno de mugre hace que se sobrecaliente y eso siempre afecta el rendimiento. Una alfombrilla refrigerante o un soporte con ventiladores puede ser tu amigo, sobretodo en partidas intensas. Y si quieres controlar las temperaturas, herramientas como MSI Afterburner te ayudan a ver qué tan caliente está tu hardware en cada momento.

Mantén Windows actualizado y revisa siempre los drivers; esas actualizaciones pequeñas a menudo arreglan bugs y mejoran el rendimiento de forma silenciosa.


Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Por qué mi laptop tiene tan bajos los FPS?

Puede ser por unos drivers desactualizados, muchas apps abiertas en segundo plano, o ajustes gráficos que tu equipo no puede mover bien. A veces, los ajustes predeterminados no son los mejores, y tocarlos un poquito ayuda mucho.

¿Subir los FPS puede dañar mi portatil?

Por lo general, no. La mayoría de métodos son seguros — bajar los gráficos o activar el Modo Juego no deberían causar problemas. Pero si te metes en overclocking, que algunos fans hacen para sacar más rendimiento, ten cuidado porque eso puede calentar mucho y, en el peor de los casos, desgasta más el hardware.

¿Cómo sé si tengo los drivers al día?

Lo más simple: visita la web de tu fabricante de GPU. También puedes usar Windows Update, pero generalmente es más seguro ir directo a la página del fabricante y descargar la versión más reciente.

¿El Modo Juego mejora realmente los FPS?

Totalmente. Prioriza recursos para tu juego y reduce tareas en segundo plano. Aunque no es mágico, muchos lo notan porque el sistema se enfoca en lo que importa y evita distracciones.

¿Bajar gente la calidad gráfica siempre ayuda a subir los FPS?

La mayoría de las veces, sí. Menos carga para la GPU y el procesador significa más FPS. La clave es encontrar un balance que te guste, entre calidad visual y fluidez. A veces, un pequeño recorte en los gráficos puede cambiarlo todo.


Subir los FPS en Windows 11 no es magia, solo es cuestión de ajustar algunas cosas. Mantener los drivers a punto, jugar con las configuraciones de energía y gráficos, y activar funciones como el Modo Juego, puede marcar mucho la diferencia. Y si quieres ir más allá, una buena limpieza del equipo y algunas mejoras de hardware pueden hacer que la experiencia sea muchísimo mejor. Con paciencia y estos consejos, tu portátil se convertirá en tu mejor compañero para disfrutar de juegos sin tirones ni caídas de FPS. ¡A darle caña!