Arreglar fallos en Windows 11 a veces parece más complicado que desenredar un ovillo de lana enredado hasta el infinito. Las cosas se atascan, las apps se caen, el Wifi se desconecta… ya sabes cómo va esto. Pero la buena noticia es que la mayoría de los problemas tienen solución y no hace falta arrancarse los cabellos. Ya sea esa app testaruda que no arranca, esos líos raros en la red, o que tu Windows va lentísimo, seguro que hay un ajuste o una chorrada rápida que puede poner las cosas en su sitio. La clave está en saber dónde mirar y qué comprobaciones hacer. Al fin y al cabo, Windows a veces nos pone a prueba, pero con un poquito de trucos para detectar fallos, no suele ser tan complicado.
Cómo solucionar los problemas más comunes en Windows 11
1. Reinicia el PC
Puede parecer obvio, pero a veces se pasa por alto. Un reinicio sencillo limpia archivos en caché, reinicia procesos que se han quedado pillados y elimina fallos temporales. Es como darle a tu Windows una recarga de energía. En muchas ocasiones, un reinicio arregla comportamientos raros—crashes, apps que no responden, o problemas en la red. Solo tienes que pulsar Ctrl + Alt + Delete o el icono de apagar, y listo. La última vez, en uno de mis ordenadores, un reinicio arregló un problema con el driver de la red que ninguna otra cosa lograba solucionar. No sé exactamente por qué, pero funciona.
2. Busca actualizaciones
A veces, Windows 11 no se pone al día y se queda con parches atrasados. Eso puede hacer que algunas cosas fallen o se queden sin arreglar bugs. Ve a Configuración > Windows Update y dale a Buscar actualizaciones. A veces, la actualización está ahí esperando y solo hay que refrescar la busca. Esas actualizaciones no solo arreglan fallos conocidos, sino que también mejoran la estabilidad y parchean vulnerabilidades que pueden estar causando errores raros. Verás que tu sistema descarga y instala archivos, y puede que te pida reiniciar. Yo mismo he notado que no mantenerlo actualizado termina en crashes misteriosos, así que mejor no lo ignores.
3. Usa el solucionador de problemas de Windows
Windows trae un par de herramientas que detectan y arreglan problemas automáticamente. Aunque no sea muy visible, están ahí. Entra en Configuración > Sistema > Solución de problemas. Verás opciones para solucionar problemas de internet, audio, Bluetooth, y un montón más. Escoge uno y deja que Windows haga su magia. Muchas veces, te recomendará soluciones, restablecerá configuraciones o desactivará funciones temporalmente. A mí me ha salvado el día cuando, por ejemplo, el Wi-Fi se cortaba sin una razón aparente. A veces solo hace falta un reinicio del red o ajustar los drivers.
4. Desinstala y vuelve a instalar apps problemáticas
Si tienes alguna app que te está volviendo loco—se bloquea, no abre o se cuelga—prueba a quitarla. Ve a Configuración > Apps y luego a Apps instaladas. Busca esa app problemática, haz clic en los tres puntos o en la misma app y selecciona Desinstalar. A veces, instalar la última versión desde la web oficial o desde la Microsoft Store arregla errores extraños que causan conflictos o fallos. Por ejemplo, una vez, al reinstalar un driver gráfico viejo, logré solucionar unos fallos en pantalla que no se arreglaban de otra forma.
5. Mira el uso de recursos de tu sistema
Este truco es un poco truco, pero Windows puede ir más lento si tu CPU, RAM o disco están petados. Pulsa Ctrl + Shift + Esc para abrir el Administrador de tareas. En la pestaña de Procesos, mira quién está chupando más recursos. Si algo está funcionando a toda pastilla—como una pestaña del navegador con millones de vídeos o una app en segundo plano—quizá necesites cerrarla o desactivarla. En uno de mis ordenadores, las actualizaciones en segundo plano llenaban el disco y lo dejaban a punto de explotar, por eso se notaba lentitud. Parar los procesos innecesarios ayuda a que Windows vaya más fluido otra vez.
Y si tras todo esto la cosa sigue sin mejorar, quizás toca explorar soluciones más profundas, como restaurar el sistema o hasta hacer una instalación limpia. Pero para los fallos más habituales, estos trucos suelen bastar para devolverle la vida a tu Windows 11.
Consejos extra para detectar y arreglar problemas
- Antes de liarte a hacer cambios, haz copia de seguridad de tus archivos importantes, por si las moscas.
- Limpia el polvo del equipo y asegúrate de que los ventiladores no estén bloqueados—calentar la máquina puede causar problemas raros.
- Utiliza la opción de Liberar espacio en disco o Storage Sense para limpiar archivos viejos y liberar recursos.
- Actualiza los drivers: gráficos, red, sonido… desde el Administrador de dispositivos o en las webs oficiales del fabricante.
- Ejecuta un escaneo con Windows Defender o tu antivirus favorito para mantener lejos a los virus y malware.
Preguntas frecuentes
¿Por qué mi Windows 11 va lento?
Suele pasar por tener muchas apps abiertas, poca RAM o un disco lleno. Intenta cerrar programas que no uses, haz un limpieza de disco
o revisa en el Administrador de tareas qué proceso está comiendo recursos.
¿Cómo arreglo una app que no responde?
Pulsa Ctrl + Shift + Esc y abre el Administrador de tareas, busca la app en la lista, dale a Finalizar tarea y vuelve a abrirla. Muchas veces, eso solventa errores temporales.
¿Cómo puedo comprobar cuánto espacio tengo en disco?
Ve a Configuración > Sistema > Almacenamiento. Ahí te dice cuánto espacio ocupa cada cosa: archivos, apps, etc. Borrar archivos viejos o eliminar apps que no uses ayuda mucho.
¿Y si el Wi-Fi se desconecta todo el rato?
Primero, reinicia el router y el PC. Si no se arregla, prueba con la opción de solucionar problemas de red: Configuración > Red e Internet > Solución de problemas de red. También puedes resetear el adaptador de red desde el Administrador de dispositivos o usando comandos en la consola.
¿Cómo vuelvo a un punto anterior en Windows?
Busca en el menú de inicio “Crear un punto de restauración” y selecciona Restaurar sistema. Escoge un punto antes de que empezaran los problemas y sigue las instrucciones. A mí me ha salvado más de una vez cuando Windows se vuelve loco.
Resumen rápido
- Reinicia tu equipo para limpiar errores temporales.
- Busca e instala las actualizaciones que tenga pendientes.
- Prueba el solucionador de problemas automático.
- Desinstala y vuelve a poner las apps que fallan.
- Vigila los recursos del sistema y cierra lo que no necesitas.
En resumen
Solucionar fallos en Windows 11 no siempre es fácil, pero con estos trucos cubres la mayoría de los casos. A veces, solo un reinicio o una actualización arreglan la papeleta. Otras veces, hay que profundizar un poco más, pero ya tienes una buena base para empezar. Recuerda que Windows a veces te pone obstáculos, pero con paciencia y unos pasos claros, la mayoría de los problemas se arreglan. Espero que esto te ahorre unos cuantos dolores de cabeza — ¡y horas de pérdida de tiempo!