Cómo instalar un disco duro nuevo en Windows 11: Guía paso a paso

Poner un disco duro nuevo en Windows 11 no es tan complicado como parece

¿Tienes pensado agregar un disco duro nuevo a tu PC con Windows 11? Al principio puede parecer una tarea de otro mundo, como si fueras a despegar un cohete. Pero en realidad, no es tan grave si vas paso a paso. La parte física de poner el disco en su sitio solo es la mitad de la historia; lo más importante es configurarlo en Windows para que funcione. Es como convertir una caja vacía en un espacio de almacenamiento útil. Pero ojo: si te saltas algún paso, puedes terminar enredado en problemas de detección o errores que te hagan gastar más tiempo del necesario.

Apaga tu equipo

Lo primero, desconecta y apaga tu PC. De verdad, mejor no te pongas a trastear con el equipo encendido, que puede haber descargas eléctricas molestas o, peor aún, dañar algún hardware. Antes de abrir la carcasa, toca un metal de tierra (como la parte metálica del enchufe) para descargar la electricidad estática. Es una precaución sencilla pero importante.

Abre la caja del ordenador

Ahora, busca un destornillador (lo típico es un Phillips), y quita los tornillos del panel lateral. Ten cuidado, porque a veces esas pequeñas tuercas se pueden perder fácilmente. Cuando puedas abrirla, verás un montón de cables y componentes brillantes. Tómalo con calma, sin hacer fuerza excesiva. Además, será buena idea tener una bolita o una mica magnética para guardar los tornillos y no perder ninguno. La paciencia con los tornillos vale la pena, confía.

Coloca el disco duro

Ahora sí, la parte divertida. Busca una bandeja libre, normalmente en la parte de abajo de la caja, y desliza el disco en su sitio. Tiene que quedar bien ajustado. Usa unos tornillos para atornillarlo (los típicos Phillips si tu disco no trae ningún soporte). Si notas que el disco está suelto, puede que tengas problemas luego. En el caso de los SSDs, a veces necesitan una bandeja o un soporte, así que asegúrate de que quede bien fijo para que no se mueva.

Conecta los cables SATA y de corriente

Ahora toca hacer conexiones. Agarra un cable SATA (el estrecho, de 15 pines) y conecta un extremo al disco. El otro extremo va en un puerto SATA de tu placa base; normalmente están en la parte inferior o cerca del borde y están marcados como SATA0, SATA1, etc. Si no estás seguro, mira el manual de tu placa. Después, enchufa un cable de corriente desde la fuente de alimentación, que suele ser un conector de unos 15 pines. Asegúrate de que todo quede bien conectado; los cables flojos dan problemas a la hora de detectar el disco en Windows.

Poner todo en su sitio y volver a encender

Antes de cerrar todo, revisa que los cables estén bien colocados y que no quede ninguna conexión suelta. Tapona la caja y atornilla todo con calma. Es tentador querer verlo funcionando rápido, pero mejor toma tu tiempo. Cuando ya tengas todo cerrado, enchufa tu PC y enciéndelo. Para asegurarte de que la BIOS detecta tu disco, presiona la tecla Delete o F2 justo al arrancar (consultar el manual del equipo si no estás seguro). Si ves tu disco en la lista, ¡genial! Si no, revisa las conexiones y vuelve a intentarlo. Luego, inicia Windows 11.

Configura el disco en Gestión de discos

Ya en Windows, haz clic derecho en el botón de inicio y selecciona Administración de discos. Allí deberías ver tu nuevo disco, probablemente como “Desconocido” o “No inicializado”. Si no aparece, pulsa en Acción > Volver a escanear discos y alguien puede que lo detecte. Dentro del panel, clic derecho en ese disco y selecciona “Inicializar disco”. Windows te pedirá escoger entre MBR y GPT; si tu disco es grande (más de 2TB) o si tu equipo usa UEFI, mejor GPT. Elige esa opción y haz clic en OK.

Crea una partición y dale formato

Después de inicializar, puede que veas un espacio sin asignar. Clica con el botón derecho en esa zona y selecciona Nuevo volumen simple. Sigue las instrucciones del asistente: asigna una letra (por ejemplo, D o E), y elige el sistema de archivos, lo más común es NTFS. Marca la opción de “Formato rápido” para que sea más sencillo y rápido. Cuando acabe, Windows le asignará la letra y ya podrás empezar a usar el disco desde el Explorador de archivos.

Formatea y termínalo

Durante el proceso de crear la partición, te pedirá que la formatees. Solo dale a Formato. Como recomendación, usa la opción de Formato rápido, a menos que busques detectar errores en el disco (lo cual tarda más). Cuando termine, tu disco estará listo para usar. Puedes ponerle un nombre en ese momento o después desde Explorador de archivos > Propiedades.


Tip de experto: A veces, el nuevo disco no aparece en el Explorador inmediatamente. Si pasa eso, pulsa F5 en el Explorer o reinicia el equipo. También puedes volver a escanear discos en la Administración de discos si quieres acelerar el proceso.

Por más que parezca rollo técnico, en realidad no es tan difícil. Solo tienes que seguir estos pasos con calma y paciencia. Lo más probable es que si algo no funciona, sea por una conexión floja o algún ajuste en la BIOS. Pero si todo va bien, Windows 11 lo reconocerá como si nada. ¡Enhorabuena, ahora tienes más espacio y la satisfacción de haber hecho una mejora en tu equipo! A darle duro y que te dure mucho más.