Cómo hacer un diagnóstico de hardware en Windows 11: guía paso a paso

Hacer un diagnóstico de hardware en Windows 11 puede parecer un poco raro al principio, pero en realidad es una forma sencilla de checar si tu máquina está en buena forma o si hay algo que no funciona bien. Lo primero que debes hacer es abrir la app de Seguridad de Windows— solo escribe eso en el menú de inicio y listo. A veces aparece como Windows Security o Windows Defender Security Center. Cuando la tengas abierta, ve directo a Rendimiento y salud del dispositivo. Si no aparece justo ahí, puede estar debajo de otra sección, pero en general es fácil de encontrar.

Da clic en Más información — es como profundizar en los detalles de tu sistema. Desde ahí, Windows genera un reporte completo sobre la salud del hardware, que incluye almacenamiento, batería y rendimiento general. Si notas que tu compu va más lenta de lo normal, la batería se agota rápido o aparecen errores raros al arrancar, este reporte puede decirte si hay algo roto físicamente o si solo necesitas actualizar unos drivers.

Un consejo importante: en algunas máquinas, este proceso puede tardar bastante o simplemente no mostrar mucho la primera vez que lo haces. La verdad, Windows a veces se pone un poco pesado con estas funciones, así que a veces ayuda reiniciar o volver a abrir la app de Seguridad de Windows. Y si quieres hacer pruebas más profundas — como diagnósticos específicos o pruebas de estrés — quizás tengas que usar programas de terceros. Pero para chequeos rápidos, la herramienta integrada suele ser suficiente.

Para llegar directo a la opción: Menú inicio > escribe ‘Seguridad de Windows’ > ábrela > ve a “Rendimiento y salud del dispositivo” > clic en “Más información”.

Si eso no sirvió y tienes problemas específicos con tu hardware — por ejemplo, que la batería no carga o que el SSD hace cosas raras — otra opción es abrir la consola de comandos o PowerShell como administrador y usar comandos como sfc /scannow o chkdsk. Estas herramientas revisan archivos del sistema o el estado del disco y pueden detectar errores que las revisiones básicas no ven. A veces Windows no captura fallos más profundos, así que vale la pena hacer estas comprobaciones.

Un dato extra: usar el diagnóstico integrado de hardware es útil porque está todo en un solo lugar, no hay que instalar nada raro y te da una idea rápida del estado del equipo. Cuando ves una notificación de que algo no va bien, generalmente es una pista para actuar — actualizar drivers, liberar espacio en disco, etc. Eso ayuda a que la máquina vaya mejor y también a que la batería dure más.

Y buen consejo: no solo hagas estos chequeos cuando notas algo raro, sino de vez en cuando, especialmente después de actualizar Windows o si algo empieza a fallar. Así puedes detectar los problemas antes de que se vuelvan un dolor de cabeza. La verdad, a veces Windows se pone un poco pesado con estas inspecciones, pero por lo menos ir prevenido ayuda a evitar sorpresas con pantallazos azules o hardware dañado.

Resumen

  • Abre Windows Security y ve a Rendimiento y salud del dispositivo.
  • Clic en “Más información” para ver el reporte.
  • Revisa lo que aparece y arregla lo que esté mal.
  • Para problemas específicos, usa comandos como sfc /scannow o chkdsk.
  • Haz chequeos periódicos, sobre todo después de actualizaciones o si hay síntomas de falla.

Con esto, seguramente te ahorras unas buenas horas de investigación. La clave está en saber qué revisar y dónde, y así no te pierdes en un mar de opciones o gastas en herramientas caras. Mantén las cosas bajo control y tu PC te lo va a agradecer.