Modificar la prioridad de las aplicaciones en Windows 11 puede parecer un poco raro al principio, pero en realidad es una forma sencilla de darle más o menos CPU a ciertos programas. Ideal si notas que tu PC se arrastra un poco cuando tienes varias cosas abiertas. No es la solución mágica, pero si estás usando un juego, un editor de vídeo o alguna app potente y quieres exprimir un poco más tu máquina, puede venir bien. Eso sí, ten en cuenta que estos cambios solo duran mientras la app está abierta o reinicias el sistema — así que son ajustes temporales, pero útiles.
Cómo modificar la prioridad de las apps en Windows 11
Subir o bajar la prioridad desde el Administrador de tareas — La forma más común
Esta es la manera más sencilla y rápida. Abres el Administrador de tareas, buscas la app o proceso y cambias su prioridad. La pega es que Windows suele ser cauteloso con estos cambios y no esperes que hagas un cambio gigante cada vez. Es más como un pequeño empujón. Para localizar tu app o juego, ve a Procesos. Si no aparece, pulsa en Más detalles en la parte inferior. A veces, tienes que buscar en los procesos en segundo plano para dar con el que necesitas.
- Abre el Administrador de tareas con Ctrl + Shift + Esc o haz clic derecho en la barra de tareas y selecciona Administrador de tareas.
- Busca tu app o proceso en la lista, fijándote bien en el nombre o en el ejecutable.
- Haz clic derecho sobre él. Si es un juego o algo que no se ve tan claro, revisa el nombre del proceso en detalle.
- Elige Cambiar prioridad y selecciona un nivel, como Alta o Por encima de lo normal. Mejor evita En tiempo real a menos que sepas exactamente lo que estás haciendo, porque puede que tu sistema quede lagueado o responda muy lento.
En algunos ordenadores, el cambio se nota al instante, pero en otros (especialmente en máquinas más viejas) puede que tengas que reiniciar la app o incluso la PC para que el cambio se aplique por completo. Eso sí, recuerda que estos son ajustes temporales. Windows suele volver a la configuración por defecto al reiniciar, a menos que uses algún programita o script para dejarlo fijo.
Opciones avanzadas: usar línea de comandos o scripts — Para los que les gusta trastear
Esto ya es más para los que disfrutan con la tecnología y quieren automatizar o dejar el asunto más en serio. Puedes usar herramientas como tasklist y wmic, o usar PowerShell. Por ejemplo, con tasklist
encuentras el ID del proceso, y con wmic process where name='app.exe' call setpriority "high"
puedes cambiar la prioridad. Mejor aún, con PowerShell puedes hacer scripts más precisos y automáticos.
- Para encontrar el proceso:
tasklist /FI "IMAGENAME eq tunombre.exe"
- Para ajustar la prioridad:
wmic process where "name='tunombre.exe'" call setpriority 128
(128 para prioridad alta, 256 baja, etc.)
Esto ya es para los más silleteros, pero te puede servir si quieres que la configuración sea persistente o automatizar varias apps a la vez. Eso sí, ojo, jugar con procesos del sistema puede ser arriesgado, así que mejor prueba primero en apps menos importantes para no hacerte un lío.
Consejos y advertencias — Porque Windows no lo pone tan fácil
- Ten cuidado con En tiempo real. Puede bloquear tu sistema o hacer que todo vaya muy lento, porque le está dando a la app demasiada CPU y deja sin recursos a todo lo demás.
- Para tareas pesadas, usa Alta o Por encima de lo normal y luego vuelve a ponerlo en Normal cuando termines.
- Si ves que tu PC empieza a fallar o algo se vuelve inestable, simplemente vuelve a poner las prioridades en su sitio. No pasa nada.
- Recuerda que esto solo afecta a la CPU, no a la RAM u otros recursos, así que no esperes milagros.
- Y si después de cambiar la prioridad las cosas se vuelven locas, cierra la app y reinicia o reinicia la máquina. Windows a veces olvida estos ajustes y vuelve a la configuración predeterminada.
Resumen rápido
- Abre el Administrador de tareas con Ctrl + Shift + Esc.
- Busca tu app en Procesos.
- Haz clic derecho, escoge Establecer prioridad.
- Elige la opción que quieras (Alta, Por encima de lo normal, etc.) y listo.
- Y eso es todo, más o menos…
En conclusión
Modificar la prioridad de las apps en Windows 11 es parecido a tamear un motor: depende de hasta dónde quieras llegar, pero ojo, sin pasarse para no arruinar algo. Puede ser útil para darle un empujón a tu equipo cuando vas a hacer algo que requiere toda la potencia, pero recordá que es más una solución temporal. Si quieres algo más estable o avanzado, quizás tengas que tirar de programas externos o scripts customizados. Pero, en definitiva, si tu PC va lento y sabes qué app necesita ese extra, esto te puede salvar la vida.
Último consejo
Espero que esto ayude a alguien que tenga problemas con apps que van lentas o que necesita un pequeño empujón para mejorar el rendimiento. Solo no te pongas a jugar con esto sin cuidar la máquina, y siempre revisa si después de los cambios todo sigue funcionando bien. ¡Suerte y vuelve a poner las cosas en su sitio si notas que algo se vuelve raro!